"Buscamos llenar el vacío de nuestra individualidad y por un breve momento disfrutamos de la ilusión de estar completos. Pero es sólo una ilusión: el amor une y después divide"

domingo, 12 de septiembre de 2010

Ventanas al alma y al exterior.
Las cosas se descubren por sí solas ante nuestros ojos, es ahí cuando caemos en la realidad de las cosas, de nuestras palabras y actos. De todo.
Las cosas claras lastiman, hieren y levantan cual rascacielos el orgullo, nos hacen entender nuestro entorno, las decepciones y alegrías fugaces. Los amores efímeros y los engaños.
O como la realidad golpea nuestra propia visión, nada es como parece. Todo es corruptible.
Amistades, ideales, amores, engaños, ser, personas y humanidad. Todo es absolutamente corruptible.
Por eso levanto mi mano y mi mente, con orgullo y juro por ellas que soy fiel solamente a mí misma.
Dicho esto mi ser se tranquiliza y vuelve a su visión natural, pero sabiendo que no hay nada seguro, salvo yo mismo. No hay secretos, ni verdades a medias, si me miento a mí mismo, no soy nada, por lo tanto repito fuerte y alto nuevamente:
"Juro fidelidad a mí misma"
Dicho esto, comienzo a renacer..
Encontré un sueño, estaba tirado en un rincón.
Supuse que a alguien en algún momento incierto se le había caído, y que claramente, no era muy importante porque nadie lo había vuelto a buscar.
Estaba roto y polvoriento. ¿Cuánto tiempo llevaría así?
Nadie debe matar los sueños, con cuidado lo levanté, un pedacillo se perdió con mi contacto, el superficial de la tristeza de estar solo.
Ni bien mis palmas hicieron contacto con él, se encendió.
No era la luz de un faro, ni de una estrella. Una tenue luz que prometía ser una estrella fugaz, cargada de deseos, miedos y expresiones inciertas.
Encontré un sueño sin forma y mucho menos alguna norma.
Aún después de la luz, no me animaba a abrirlo. Un sueño es extraordinariamente peligroso.
¿Por qué? Simplemente por su alta carga sentimental. Un cartel de peligro con luces intermitentes deberían advertirnos del riesgo que corremos al tenerlos.
¿Qué iba a hacer? Lo guardé en mi bolsillo y continué mi caminata.
Un sueño viene solo, no se debe buscar ni apresurar, tentar al destino es peligroso, pero más aún presionar a un sueño.
Los sueños, sueños son, no hay ideas, acciones o pensamientos, todo se reduce a la esencia del ser.
Silbando bajito recorro los caminos que la vida me interpone, una sonrisa me asalta por sorpresa, un susurro del viento interrumpe la caminata y mi nuevo sueño se hace pesado.
La sonrisa llega claramente a los ojos y se hace el papel principal en mi rostro.
Lo sé, al fin lo sé.
Sé que falta poco para que el sueño sea abierto y contamine mi mente.
Todo a su tiempo, me repetí sin cansancio, no hay que apresurarlos.
Encontré un sueño, que promete ser extraordinario siempre lo respete con la fidelidad a mi misma.
Encontré un sueño que en un abrir y cerrar de ojos, estará siendo mi vida entera.
Encontré un sueño, el sueño de vivir mi vida sin temor y con pasión.



Durá más que el suspiro del viento, por favor.